POR: Enrique Martínez Salanova Sánchez
El profesorado utiliza, casi como únicos medios transmisores de mensajes, su palabra, la pizarra, libros y apuntes. Sin embargo, los medios de comunicación, a partir de la tecnología que los sustenta y el contenido, mensaje, que transmiten, se nos presentan hoy día como indispensables mediadores entre la sociedad y el ciudadano. Lo que ya es criticable y obsoleto en niveles oficiales reglados, sobre todo a partir de las últimas reformas educativas, es absolutamente impensable y rechazable en la educación de adultos con fines de formación para el empleo.
Los medios de comunicación, con los que contamos para poner a disposición de los alumnos, son de asombrosa variación, y cada vez más asequibles para su utilización en las aulas. El mensaje puede en muchos casos trasmitirse en forma de imágenes, tanto fijas como móviles, transparentes como opacas; planas, en relieve o en tres dimensiones; con sonido o sin él. Las últimas tecnologías de la imagen, sobre todo aquellas que van ligadas a la informática, nos deparan sorpresas constantes en la presentación de los mensajes, que hacen posible su aplicación.
Los medios de comunicación multiplican las posibilidades educativas
Como afirma McLuhan, los medios de comunicación de masas son «mecanismos de duplicación», como en su tiempo lo fue el libro en relación con el manuscrito. Los medios de comunicación se convierten en asequibles a todo el mundo, y poseen un poder de penetración cada vez mayor, mayor que el libro, en los hogares, en la misma calle y en los centros de enseñanza. Esta realidad implica un desafío para el sistema educativo en general y para los responsables más directos de la formación profesional ocupacional en particular.
Los medios de comunicación, también según McLuhan, complican el lenguaje escrito, al que se puede acceder no solamente mediante el libro, sino también con gestos, lenguaje hablado, movimientos de cámara, trucajes, montajes fotográficos o digitales, etc., acercando el lenguaje a su verdadera realidad social, más completa, ya que transcienden lo exclusivamente oral añadiéndole la posibilidad del sonido, de los símbolos gestuales, y de todo tipo de realidades, incluida la realidad no real, virtual, que la creatividad del género humano y los avances técnicos convierten nuestra tierra en un mundo sin fronteras de comunicación.
La cultura de la imagen
El problema de los medios de comunicación es, como tantos otros, un problema de interrelación que debe encarar la sociedad, y sobre todo la educativa, ya que en el mundo en que vivimos prima la cultura de la imagen, la mayor parte de las comunicaciones que recibimos, ya sean fijas o en movimiento. La imagen es necesario conocerla, interpretarla, desmitificarla, fabricarla y desenmascararla. Esto supone un esfuerzo que deben realizar todos aquellos que tienen que ver con el mundo de la educación.
En todas las profesiones se utiliza como materia prima básica indispensable el pensamiento visual. El arquitecto, el fontanero, el escritor o el científico, basan su trabajo en imágenes visuales. Lo normal es que cada profesional haya tenido que prepararse a edad adulta para enfrentarse con la imagen. Es poco probable que en los primeros años de su educación se les haya formado en dicho sentido, ya que la escuela lo que utiliza especialmente es el verbalismo.
Con la unión de lo visual y lo verbal, hay más posibilidades de que los alumnos procesen mejor la información y de que además se adiestren para un futuro en el que necesitan analizar imágenes, y sobre todo trabajar con ellas, diseñarlas y utilizarlas en el aula.
La información en el proceso de socialización
El ritmo de la información se hace cada día más vertiginoso. La dualidad de los procesos de modernización y tecnificación se manifiesta en que conduce tanto al descubrimiento y la creación de pautas culturales como a su cambio y destrucción. De ahí la preocupación de familias, sociedades y en definitiva de todo grupo humano.
La cultura es un fenómeno esencialmente humano; el ambiente en el cual viven los seres humanos está constituido principalmente por la acumulación de actividades de generaciones anteriores. La especie humana por otra parte, acumula experiencia por medio de la palabra; los estímulos eficaces que despiertan los comportamientos son en gran parte productos de las vidas de gentes que existieron antes. Hasta nuestra época, esta acumulación de experiencias se mantenía de generación en generación con pocos y muy relativos cambios, en un avance muy lento. Hoy los patrones culturales cambian con una celeridad nunca dada en la historia de la humanidad, casi a la misma velocidad que lo hacen las nuevas tecnologías. En la familia, en pocos años, se ha notado esta gran transformación que desestabiliza en muchos momentos el estatus establecido, la cultura tradicional, y la lleva a una situación de crisis, de conflicto y en muchos casos de confrontación. La crisis generacional, aunque siempre ha existido, se convierte hoy en una grieta que amenaza con la ruptura entre los comportamientos culturales acumulados durante siglos, y los que provienen de afuera, de un mundo en el que van desapareciendo las fronteras.
«El proceso de integración de un individuo a su sociedad se llama socialización. Comprende la adaptación del individuo a los compañeros; la obtención de una posición en relación con ellos establece su condición y el papel que ha de desempeñar en la vida de la comunidad» (Herskovitzs). Todos los individuos de la especie humana pasamos a través de varias etapas según el grado de madurez, distinguiéndose cada etapa por ciertas formas de conducta permitidas y prohibidas, tales como el retozar en los pequeños o ejercer el poder entre los mayores. Cuando se llega a la madurez sexual y entra en juego el instinto procreador, se participa de nuevo en una agrupación familiar, pero ahora como padres, protectores e instructores.
El proceso de socialización constituye una parte del proceso por el cual los hombres se adaptan a sus compañeros a través de todo el acervo de tradiciones económicas, sociales, tecnológicas, religiosas, estéticas y lingüísticas que han heredado.
En la actualidad, los medios de comunicación sustituyen en muchos casos a los mayores en la socialización de niños, adolescentes y jóvenes. Lo que antes el niño o el adolescente recibía exclusivamente por vía de sus mayores en la familia o en la institución escolar, lo recibe ahora a través de los medios de comunicación, fundamentalmente la televisión.
Manipulación y desmitificación de los medios
La manipulación de los medios de comunicación contribuye a desmitificar los medios. El manejo de las diapositivas, de las fotografías, de las reproducciones impresas, de las transparencias, de las imágenes por ordenador, hace que los alumnos puedan leer las imágenes, descubrir la diversidad de significados y sobre todo interpretar los mensajes que ellas proporcionan.
La mejor forma de analizar los medios de comunicación es realizando experiencias con ellos. La única forma de aprender a hacer es haciendo. Por lo tanto, el profesorado, si quiere tener en cuenta la importancia de la imagen, debe procurar trabajarla en el aula.
Es en la edad adulta cuando los individuos pueden apoyar el cambio social
El lenguaje de los medios de comunicación se fundamenta generalmente en la expresión icónica, sonora y gráfica. Este tipo de expresión, posee un lenguaje muy específico que es imprescindible conocer y utilizar, tanto como se conoce el lenguaje oral, escrito o gestual de un determinado grupo o entorno cultural.
Cuando un hombre o una mujer han alcanzado la madurez, ha sido tan condicionado que ya se mueve cómodamente dentro de los límites de la conducta aceptada establecida por su grupo. En adelante, las nuevas formas de conducta que se le presenten serán principalmente las supuestas en los cambios de cultura, nuevas invenciones o descubrimientos, nuevas ideas difundidas desde fuera de su sociedad acerca de las cuales, como individuo, tiene que «decidirse» y desempeñar así su papel en la reorientación de su cultura.
La mayor parte de este aprendizaje recibido por la especie humana endoculturalmente, está por debajo del pensamiento consciente. Se recibe de manera subliminal y raramente, si no se está muy pendiente, puede ser valorado y enfrentado conscientemente con el fin de que pueda provocar cambios reflexivos en la sociedad.
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